Irene Fernández
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A Irene Fernández Romacho le educaron el oído su… Read Full Bio ↴irene-fernandez.com
A Irene Fernández Romacho le educaron el oído sus cinco hermanos mayores con la música que fueron dejando los años setenta en España. Entre la variedad de estilos, en su casa predominaron los cantautores españoles y los folkloristas hispanoamericanos, aunque no faltó la copla andaluza, la música coral y, sobre todo en la adolescencia y la juventud, el cante flamenco.
Maduro con una buena dosis del cante más antiguo (Manolo Caracol, La Niña de los Peines, Bernardo el de los Lobitos, Pepe el de la Matrona, Tía Anica la Piriñaca, el Borrico de Jerez...), el sentir andaluz le fue desandando el camino hasta volverse al paisaje musical de su infancia, de donde rescató las zambas, las chacareras, las cuecas y demás estilos que le eran tan propios como su acento guadijeño abierto y rajado. Fue entonces cuando se adueñó de la música, del modo de vida y, destacadamente, de las formas de expresión de las gentes de Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero... y de todo el norte argentino, donde habita este folklore.
Sin haber pisado jamás suelo argentino, Irene Fernández ha visitado sus pagos más hermosos: el timbre hondo de Eduardo Falú y su guitarra prodigiosa, la fuerza expresiva de Mercedes Sosa, Cafrune y las cerezas de su voz, el acierto poético de Jaime Dávalos, y el realismo indígena de Atahualpa Yupanqui. Los Chalchaleros, Los Fronterizos, Teresa Parodi, Alfredo Ábalos... casi todas las voces del folklore argentino han hecho nido en su oído atento hasta crearle la necesidad de difundirlo en su propia tierra.
Por eso, desde septiembre de 2005 que debutó en La tertulia, esta andaluza natural de Guadix, de timbre grave y entusiasmo inquieto, se dedica a cantar folklore argentino en locales que ofrecen música en vivo. Se le unió desde el principio un grupo de amigos de aquel país afincados en Granada: Luis Otero la acompaña a la guitarra, hace los arreglos musicales y aporta el volumen de su voz cálida y corpulenta en ciertos temas a dúo; la soprano Ana Velia Trassens le da en otras piezas las melodías agudas y necesarias como el viento de la Pampa; el cantautor Juan Ruggieri, que le abrió las primeras puertas, canta con ella algunas de las zambas más antiguas. Su decisión de difundir este sentir argentino tan andaluz también animó desde el principio a su propio sobrino, Salva Serrano, un experimentado baterista de blues que ha captado con virtud la esencia de este folklore y que les pone el ritmo con su bombo legüero.
El acompañamiento se completa con frescura granadina: el violinista Nacho Sampedro y el violista Jasio Velasco, dos impetuosos y virtuosos intérpretes.
A Irene Fernández Romacho le educaron el oído su… Read Full Bio ↴irene-fernandez.com
A Irene Fernández Romacho le educaron el oído sus cinco hermanos mayores con la música que fueron dejando los años setenta en España. Entre la variedad de estilos, en su casa predominaron los cantautores españoles y los folkloristas hispanoamericanos, aunque no faltó la copla andaluza, la música coral y, sobre todo en la adolescencia y la juventud, el cante flamenco.
Maduro con una buena dosis del cante más antiguo (Manolo Caracol, La Niña de los Peines, Bernardo el de los Lobitos, Pepe el de la Matrona, Tía Anica la Piriñaca, el Borrico de Jerez...), el sentir andaluz le fue desandando el camino hasta volverse al paisaje musical de su infancia, de donde rescató las zambas, las chacareras, las cuecas y demás estilos que le eran tan propios como su acento guadijeño abierto y rajado. Fue entonces cuando se adueñó de la música, del modo de vida y, destacadamente, de las formas de expresión de las gentes de Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero... y de todo el norte argentino, donde habita este folklore.
Sin haber pisado jamás suelo argentino, Irene Fernández ha visitado sus pagos más hermosos: el timbre hondo de Eduardo Falú y su guitarra prodigiosa, la fuerza expresiva de Mercedes Sosa, Cafrune y las cerezas de su voz, el acierto poético de Jaime Dávalos, y el realismo indígena de Atahualpa Yupanqui. Los Chalchaleros, Los Fronterizos, Teresa Parodi, Alfredo Ábalos... casi todas las voces del folklore argentino han hecho nido en su oído atento hasta crearle la necesidad de difundirlo en su propia tierra.
Por eso, desde septiembre de 2005 que debutó en La tertulia, esta andaluza natural de Guadix, de timbre grave y entusiasmo inquieto, se dedica a cantar folklore argentino en locales que ofrecen música en vivo. Se le unió desde el principio un grupo de amigos de aquel país afincados en Granada: Luis Otero la acompaña a la guitarra, hace los arreglos musicales y aporta el volumen de su voz cálida y corpulenta en ciertos temas a dúo; la soprano Ana Velia Trassens le da en otras piezas las melodías agudas y necesarias como el viento de la Pampa; el cantautor Juan Ruggieri, que le abrió las primeras puertas, canta con ella algunas de las zambas más antiguas. Su decisión de difundir este sentir argentino tan andaluz también animó desde el principio a su propio sobrino, Salva Serrano, un experimentado baterista de blues que ha captado con virtud la esencia de este folklore y que les pone el ritmo con su bombo legüero.
El acompañamiento se completa con frescura granadina: el violinista Nacho Sampedro y el violista Jasio Velasco, dos impetuosos y virtuosos intérpretes.
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